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Las primeras Jornadas Académicas del grupo de investigación Colombia: Tradiciones de la Palabra nacen de forma curiosa y casi que por accidente. La profesora Ana María Agudelo cuenta que todo comenzó con la venida de Juan Zapata al país, académico con que el grupo había establecido contacto hacía año y medio. Zapata le ofreció a la profesora dictar una conferencia y esta aprovechó para invitar a los miembros del grupo de investigación residentes en Bogotá. Luego, y sin saber muy bien con qué impulso, la profesora terminó haciendo la invitación a todo el CTP y conformando este evento, entre otras cosas, a manera de divulgación de los proyectos que se desarrollan al interior del grupo.

Las jornadas se llevaron a cabo los días 9 y 10 de noviembre y contaron con una considerable asistencia de estudiantes y la presencia de algunos profesores. En su desarrollo se realizaron seis ponencias y un conversatorio sobre el libro Novela, autonomía literaria y profesionalización del escritor en Colombia (1926-1970), de Paula Andrea Marín Colorado, quien habló sobre su investigación con Juan Zapata y los asistentes.

Este encuentro académico no solo se prestó para la divulgación de trabajos, sino también para el diálogo y la oposición de puntos de vista acerca de las investigaciones expuestas. A parte de ello, es necesario resaltar el enfático llamado que se hizo a la investigación de la prensa colombiana: el grupo de investigación abrió las puertas para los estudiantes e invitó a entrar a todo aquel que quiera dedicarse a este tipo de investigaciones, pues es un campo extenso e imposible de abarcar de manera solitaria.

La profesora Ana María Agudelo manifiesta su interés en continuar con la segunda versión de este evento en el 2018. Aplaudimos la iniciativa de la profesora y esperamos que este tipo de eventos (valgan mencionarse las Jornadas de Estudiantes de Lingüística y Literatura realizadas 15 días antes) encuentren continuidad y apoyo en estudiantes, profesores y demás grupos de investigación.

 
 
 

Actualizado: 26 feb 2019

El cineclub Pornógrafos fue creado el primer semestre del presente año como una iniciativa de la Red de Estudiantes de Filología, con el ánimo de promover la difusión del buen cine, su discusión provechosa y los lazos entre los estudiantes, ya sean estos de Filología Hispánica o de otros pregrados, lo importante es que tengan un interés por el cine. Su regularidad es quincenal y hasta el momento se han realizado cuatro ciclos: el primero fue de cine colombiano, cuya elección consideramos acertada como inicio de nuestro proyecto ya que nos permite conocer y plantear reflexiones sobre aquello que nuestro país ha producido y que, en la mayoría de los casos, no cuenta con los espacios de difusión que merece. Para el ciclo hemos proyectado Agarrando pueblo (Ospina y Mayolo: 1978), Chircales (Marta Rodríguez y Jorge Silva: 1972), El vuelco del cangrejo (Óscar Ruiz Navia: 2009) y La mansión de Araucaima (Carlos Mayolo: 1986); películas evidentemente diferentes en cuanto a formato, género y año de producción, pero todas claves para entender el desarrollo del cine colombiano y en las que, en muchas ocasiones, pueden establecerse relaciones entre las problemáticas que plantean, como la pobreza, el lugar de la mujer en la sociedad y las consecuencias desembocadas por los conflictos políticos del país.

Nuestro segundo ciclo ha sido sobre cine japonés, en consonancia con nuestro deseo de proyectar películas que en circunstancias normales son pasadas por alto –en este caso, por su lejanía temporal y geográfica–: hemos publicado Los pornógrafos (Shojei Imamura: 1966) y Otoño tardío (Yasujiro Ozu: 1960), cuyos ilustres directores han marcado visiblemente el camino para el cine, no sólo japonés, sino que podemos rastrear su influencia hasta la contemporaneidad en directores como Jim Jarmusch, Aki Kaurismaki y Wim Wenders. El tercer ciclo se ha extendido a otros países de oriente: El tío Boonmee que recuerda sus vidas pasadas (Apichatpong Weerasethakul: 2010), Hana-bi (Takeshi Kitano: 1995) y Tren a Busan (Yeon Sang-ho: 2016), ciclo con el que evidenciamos que, a pesar de –una vez más– la escasa difusión, hay propuestas en lugares como Tailandia y Corea que ciertamente merecen ser observadas y discutidas. En el caso del cuarto ciclo decidimos extendernos al formato de la animación japonesa y homenajear al gran director Satoshi Kon, cuyo brillante debut cumple 20 años en el 2017. Lastimosamente, el año termina y no podemos proyectar sino una pequeña parte de su filmografía, pero hemos proyectado Perfect Blue (1997), su magnífica –e incomprensible– ópera prima; y Tokyo Godfathers, dos obras que nos muestran diferentes facetas del director.

A pesar de que Pornógrafos lleva poco tiempo, pensamos que hasta el momento hemos logrado lo propuesto en anteriores líneas y extendemos la invitación al resto de estudiantes que se encuentren interesados en participar del cineclub, proponer posibles ciclos y –por qué no– apuntarse para hacer parte de una de las discusiones que tenemos luego de nuestras proyecciones. Así, nuestra intención es que este no sea únicamente un proyecto de personas específicas, sino que perviva como una parte integral de los espacios culturales creados precisamente por los estudiantes de Filología Hispánica.

 
 
 

Las III Jornadas de Lingüística y Literatura, que tuvieron lugar los días jueves 27 de octubre y viernes 28 de octubre, son muestra de la capacidad de los estudiantes del pregrado para organizarse y generar espacios académicos y culturales que convoquen a la comunidad universitaria. Su balance positivo en la organización, por parte del equipo de la revista Panglós de Estudiantes de Filología, tiene que ver, sin duda, con la acumulación de experiencias de la versión anterior, lo cual muestra la importancia y efectividad de darle continuidad a los proyectos estudiantiles y procurar los relevos constantes.

Hay que señalar, sin embargo, y con miras al futuro, que las Jornadas no contaron con lleno total en ninguno de los dos días. Sobre las razones para esto varían las opiniones. Dejando de lado el lugar común de la indolencia estudiantil y pensando en la labor de captar la atención, hay que señalar que en contraste con la edición anterior hubo escaso movimiento de las redes sociales, con ninguna publicación en la página de Facebook de las Jornadas. No obstante, hubo una intensa campaña mediante correo electrónico, por lo cual debe darse al estudiantado por informado.

Otra razón posible es el desequilibrio entre ponencias en literatura y lingüística, con una marcada minoría en la segunda área. Además, en las ponencias de literatura hubo una abundante presencia de los estudios de prensa y poca presencia de otras líneas de interés. Habrá que pensar para próximas ocasiones cómo lograr una mayor variedad que acoja la diversidad de intereses que concurren en el pregrado.

Esta cuestión, por supuesto, encuentra su responsabilidad en el mismo estudiantado y los grupos de investigación, dado que la programación de este tipo de eventos obedece a la oferta de ponencias. Aunque habría que sopesar, también, si el tiempo de convocatoria fue suficiente.

Esto en cuanto a cuestiones logísticas y organizacionales que esperamos sirvan de retroalimentación para la próxima versión del evento.

Valorando la intención de los organizadores de tener un ponente internacional, hay que lamentar los problemas de conexión con el profesor Jesús González Maestro en la exposición de su propuesta de aplicación para la literatura del “materialismo filosófico” de Gustavo Bueno, y decir, de cualquier modo, que el formato de videoconferencia puede no ser la mejor opción para mantener la atención de un público medianamente numeroso en las condiciones materiales que ofrece la universidad.

De las pocas ponencias sobre lingüística es necesario realizar una crítica a la presentación en ponencia de rudos datos metodológicos y de resultados que no alcanzan el nivel interpretativo necesario para despertar y satisfacer las curiosidad, para mostrar a los compañeros la potencialidad de una linea investigativa y mover la pasión por el conocimiento, utópica vocación, lo sabemos, pero tarea de la cual no puede abdicar la actividad universitaria. Es de esperar que la comunidad académica asuma el ejercicio propuesto por este tipo de eventos como más que una oportunidad para sumar una línea en hojas de vida personales o grupales.

Frente a las ponencias de literatura es importante señalar la intención por parte de algunos ponentes de realizar un híbrido entre el formato de ponencia y el formato de exposición, que permite una mayor interactividad con el público. Sin embargo, muchas de estas tuvieron un problema similar al anterior, y es la presentación de datos teóricos y/o metodológicos que no logran cumplir con el tiempo para alcanzar conclusiones satisfactorias.

El último párrafo es para el público. Es necesario construir una cultura crítica que ahora se ve en falta ante el escaso número de preguntas y observaciones que le permitan a los ponentes mejorar y, a la comunidad, fortalecer el sano intercambio de ideas que justifica la existencia de la universidad como algo que pretende -con dificultad, claro está- trascender la dinámica empresarial.

 
 
 

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