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Poema VIII

Por: Yuliet Andrea Tirado


Y se fue como la lluvia que no dice a dónde va.

Se fue con el silencio, se fue en la oscuridad.

Caminó por mil senderos, nunca miró atrás.

Esperé que me mirara, esperé una eternidad.

Cruzó mares y caminos, buscando a quien amar.

Encontró un y mil amores, encontró más que buscar.

No hubo rayos ni tormentas que pudieran detener

sus ansias, sus deseos, su interminable sed.

Y se fue como los ríos buscando un ancho mar

y mientras, yo esperaba, sumida en la soledad.

¿Será que volverá? –tristemente me decía.

Vendrá en la claridad, con la luz de un nuevo día.

Y mientras yo esperaba, una carta, una ilusión,

mi vida marchitaba, se moría el corazón.

Su promesa él hoy rompía, se quebraba la armadura

porque ya nada existía, ni el amor ni la cordura.

Muy grande fue el agravio, yo nunca lo acepté.

No importaba, yo esperaba, esperaba así por él.

Se fue para no volver, muy dentro él lo sabía.

Pero yo no era él, era yo la que sufría.

Perdida en la locura de un amor que no existió

¿Fue por la noche oscura o por mí que no volvió?

Y ya no hubo risas, ni llanto ni dolor.

Solo quedaron cenizas, cenizas de aquel amor.

Muy tarde él regresó cuando yo ya no existía

¿Qué fue lo que hice mal? –a sí mismo se decía.

–¿Fue no decirle adiós o que yo no volvería?

–¿Qué fue lo que hice mal? Pero nunca él lo sabría.

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