Alejandro Vega Carvajal
Panacea es la nave en que el famoso almirante Rodrigo Puar de Genovesa conquistó todos los puertos de Portugal y algunos de la costa norte de España. Muy pocas personas se han dado a la investigación sobre los métodos que este almirante utilizaba para la invasión y apoderamiento de los muelles y los bienes y riquezas que allà permanecÃan embodegados.
Muchos investigadores han dedicado sus horas de estudio a la creación de una biografÃa minuciosa de Rodrigo Puar de Genovesa, también a sus relaciones sociales, a sus afamadas expresiones y costumbres diplomáticas, a su formación en universidades londinenses y sus conexiones y afinidades polÃticas con la Corona británica y todo lo relativo a sus extraordinarias habilidades militares y capacidades para la guerra y el combate naval. Otros biógrafos suyos se han dedicado al estudio de su vida familiar y a las relaciones complejas que sostenÃa con su padre y su único tÃo paterno, y cómo éstas influyeron de manera notoria en la educación de un hombre de carácter recio, disciplina indoblegable y lo suficientemente impetuoso como para ser él mismo el único capaz de domarse.
Sin embargo estos son temas ya conocidos por muchos de nosotros. Las divulgaciones del sociólogo inglés Edmund T. Harris y el popular libro Diálogo entre Cielo y Agua: PolÃtica Naval del escritor griego Nikólaos CardÃamu, son algunos ejemplos concretos de los tópicos de investigación planteados.
No me aventuro a decir que soy el primero en hablar sobre el tema que pongo sobre la mesa, sin embargo sà puedo asegurar que soy uno de los pocos que ha intentado desviar la atención de estos lugares comunes de Rodrigo Puar de Genovesa y focalizar la atención en el arma de combate por excelencia de la Corona española a finales del siglo XVI, la llamada Armada Invencible. Sin embargo, mi interés no recae sobre los navÃos, galeotes o buques polvoreros como móviles y herramientas para el ejercicio de la guerra.
Bajo el nombre de Panacea figuraba escrito en latÃn este emblema: «divido, vinco» (Tommansk, 1905), en español: «divido, conquisto». Esta nave no solo capitaneaba el ejército de buques de don Rodrigo, también era la generatriz del sistema de comunicación que transmitÃa las informaciones y órdenes necesarias desde las jerarquÃas altas del sistema militar hasta los oÃdos de todos y cada uno de los soldados y marineros. A parte de las señales visuales, Panacea contaba con cierta cantidad de mensajeros que viajaban de un buque a otro en pequeñas balsas impulsadas por remos o por sistemas de poleas que se conectaban entre barcos cuando las condiciones climáticas o cualquier eventualidad lo requerÃan.
En la jerga del ejército de don Rodrigo Puar, estos mensajeros eran conocidos como «buquembuqueros» por su itinerancia de buque en buque. Algunos «buquembuqueros» eran enviados a los puertos en disputa antes de que se presentara a la vista de los vigÃas el ejército naval conquistador. Portaban el mensaje de puño y letra de Rodrigo Puar de Genovesa en el que exhortaba a la vigÃa portuaria a entregar el muelle pacÃficamente.
La historia se ha encargado de demostrar que don Rodrigo no fue sólo un excelente estratega, sino también un perverso desollador de cuerpos vivos, un macabro torturador inspirado por las prácticas cristianas medievales, un amante de los cuchillos filosos y de las tajadas de carne humana destilando sangre, pendiendo sobre una porción de mar y llamando a los tiburones para que se alimentaran de los soldados capturados durante la conquista que fueron arrojados a esta porción de agua. Rodrigo Puar de Genovesa nunca tomó un muelle o puerto u otro barco de mercancÃa sin mediar su devastadora y brutal violencia. Aun cuando del otro lado enviaban una respuesta de rendición a don Rodrigo, él siempre optaba por el estilo brutal y cercenador.
Puedo aventurarme a plantear una hipótesis: los «buquembuqueros» son un adorno, una excentricidad y engaño de diálogo que don Rodrigo ejercÃa por placer, y que al mismo tiempo demostraba el alcance de su poder. Sin embargo no se han encontrado evidencias de los mensajes del puño y la letra del almirante; un gran detalle que permite variedad de posibilidades interpretativas. Sà es sabido y demostrado por paleógrafos españoles (Carlo Tamala y Jordi DÃaz, por ejemplo), que en la jerga de ese ejército los «buquembuqueros» son los mismos que posteriormente se llamaron «embauqueros». Cada balsa de «embauqueros» estaba constituida por seis remeros y un capitán portador del mensaje. ¿Qué escribÃa Rodrigo Puar de Genovesa en estos mensajes? Las investigaciones biográficas que centran su atención en el desempeño polÃtico de este hombre pueden brindar una respuesta acertada.