Por: Érica NatalÃ.
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Cuándo el alma de estas palabras me tomará por la cintura en una avenida oscura y memorizará mis latidos Cuándo volveré a no verte, a no verte de lejos, sino con mis latidos sobre tu pecho, acariciando tu humor en la mañana, al despertar en silencio y beber de tus ojos oscuros lejos del rumor de los dÃas, que pasan incansablemente, abrazándonos sin el mundo a bordo. Cuándo volveré a no verte, amor, para sucumbir ante tus besos de luna llena, en todas las lunas. Cuándo volveré a no verte, amor, sino tocar tu cuerpo, abismo misterioso y callado, que mis manos descubren sin dudas. Cuándo volveré a no verte, amor, y asÃ, verte con mi tacto, con mi respiración en tu cuello. Cuándo volveré a no verte, amor, y que sean tus dedos los que aren mi cabello. Tú, mi tierra, cuerpo lejano, amable minotauro, déjame estar en la soledad de tu cuerpo, sin verte, con los ojos cerrados y los demás sentidos palpando el infinito.